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En latín, las brujas eran denominadas maleficae
( malefica ) termino que se utilizó en Europa durante toda la
Edad Media y gran parte de la Edad Moderna..
Es difícil concretar de una manera exacta la
bruja y la brujería en la antigüedad, pero es cierto que en ese tiempo la misma
era reprabada y temida por amplios sectores de población, e incluso hasta prohibido.
El brujo o la bruja son aquellas
personas que practican la brujería, según la cultura, la imagen del
brujo/a es muy variable, por ejemplo en
el mundo occidental se asocia a la bruja con una mujer con capacidad de volar
montada en una escoba, así como practicando el aquelarre y al brujo se le
asocia con el vidente o clarividente, también al chaman y otros lo ven como un
brujo de tribu mas orientado a la curación en enfermos de cuerpo y alma. El
mito de la bruja femenino, y gracias a los cuentos, las novelas, películas,
perdura y se afirma también a través de ciertas fiestas populares y sus
especiales mascaras como Hallowen y el carnaval de Venecia.
Según el estudio de varios
antropólogos, aunque parezca que no existe diferencia entre la bruja y la
hechicera, la hay, está en la relación que mantienen una y otra con el poder
oculto y maligno o con el poder demoníaco.
- La bruja hace un pacto con Satán renunciando a su fé y le rinde culto solo a el , es una relación mas personal.
- La hechicera: invoca y se sirve del poder más demoníaco para realizar sus conjuros y encantamientos.
Costumbre de las brujas es vivir
rodeadas con sus animales favoritos, se dice que les servían de ayuda aportando
ciertas y determinadas ayudas mágicas, como el mítico gato negro, el sapo, la
araña, la liebre, los cuales tenían en común con su dueña el ser temidos y mal
queridos ya que eran el fiel reflejo de la bruja misma.
La bruja y sus practicas: hacia
finales del Siglo XV se creía que la brujas existían y que ellas corrientemente
practicaban actividades diabólicas, como la magia negra o el mal de ojo, en esa
época casi todas esas personas tenían la creencia que las brujas o la gran mayoría de ellas
hacía un explicito pacto con el diablo, y que el maligno mediante el acuerdo
daba a la bruja un poder para estar a su servicio, obviamente las brujas y
hechiceras rechazaban la fé cristiana. En las clases dominantes de la época se
decía que la bruja era rebautizada como símbolo de sumisión y que en esta
ceremonia el diablo aplicaba un estigma sobre la bruja ya rebautizada, pero sin
embargo en las clases populares centraban mas su atención en que la capacidad
que tenían ellas era la de perjudicar y hacer el daño, mas que sobre su posible
asociación o la unión con el maligno. Hay que señalar que el pacto con el
diablo es un concepto bastante antiguo, su origen se remonta a la edad media,
consistía en que ambas partes se comprometían a respetar una especie de
contrato jurídico que obliga al maligno a abastecer a la bruja de riquezas,
poderes y belleza, y que ella a cambio prometía sumisión y a entregar su alma
después de su muerte.
El termino sabbat, es decir
bacchus, derivado de la palabra sabazzia, eran fiestas organizadas en honor al
“dios carnudo” de la fecundidad y de la naturaleza, las fiestas se acompañaban
de libaciones, orgías sexuales y danzas con el fin de estimular la fecundidad de
las tierras, se creía que las brujas se reunían en lugares especiales, para
allí desarrollar sus ritos mágicos, los lugares del sabbat solían estar
alejados de los centros de los poblados, sobre los montes o en lo profundo de
una selva y no eran elegidos a capricho de alguna participante. Se suponía que
las brujas se reunían periódicamente para juntas entregarse a numerosas
blasfemias y otros juegos maléficos, las nombradas debían de acudir rápidamente
hacia los lugares de reunión elegidos, era de su posición generalizada que ellas
utilizaban el poder del maligno para desplazarse rápidamente, o sea, volando en
su escoba.
Se decía que la bruja volaba de
noche, casi siempre con la luna llena, pues las dos, tanto la luna como la
bruja estaban relacionadas entre sí posiblemente esto viene del culto a la
deidad Romana Diana, diosa de la luna, se hacia creer que ciertas mujeres
podían volar las noches de plenilunio cuando Diana estaba presente.
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